Somos Laurent y Kevin, dos DJs que llevan tres años pinchando juntos bajo el nombre de Disco Sour. Y no solo en clubes: también al aire libre con nuestra discomóvil Cargo-Bike-Disco. Profesionalmente nos dedicamos a la gastronomía, Laurent como chef en Darmstadt y Kevin como barista en el Corner Café de Riese & Müller. Para nosotros la música es algo más que una afición: es nuestra auténtica pasión. Disco Sour es sinónimo de sonidos house mezclados con italo disco y versiones seleccionadas de música de baile, o lo que es lo mismo: música funky para mover el esqueleto.

Somos amigos desde hace casi diez años y siempre nos hemos «alimentado» mutuamente con música. Nuestros intercambios musicales en nuestras sesiones conjuntas son como una buena conversación o como una apasionante partida de ping-pong: lo que pincha el uno inspira al otro y buscamos constantemente una réplica que sorprenda. No acordamos las sesiones de antemano: simplemente dejamos que fluyan.

Nos gusta mezclar los sonidos de siempre con sonidos nuevos para crear una propuesta única para cada momento. La idea inicial no era pinchar en clubes. De hecho, nos dedicábamos más bien a pinchar músicas del mundo, entre otros en un restaurante peruano, cuyo popular cóctel Pisco Sour inspiró nuestro nombre. Al poco tiempo, sin embargo, nos dimos cuenta de que queríamos algo más que poner música de fondo: ¡queríamos hacer bailar a la gente! Pero entonces vino la pandemia de coronavirus.

De la noche a la mañana cerraron todos los clubes y bares y a nosotros se nos pasaron las ganas de hacer música electrónica. Por suerte, un día Laurent se presentó con algunos vinilos y dijo: «Venga, va, vamos a divertirnos un poco a pesar de todo». Fue en ese entonces cuando, en algún momento, se nos ocurrió la idea de la Cargo-Bike-Disco. Pensamos: «Si la gente no puede ir a los clubes, ¡iremos nosotros a la gente!».

Para entonces Kevin ya tenía su Load 60, aunque le llevó un tiempo montar un remolque adecuado y encontrar una batería para los platos y altavoces. En mayo de 2021 nuestra discomóvil Load echó a rodar. Ese verano actuamos por todo Darmstadt. Allí donde se congregaba la gente, allí que íbamos. Pinchamos delante del teatro municipal, en la colina Drachenberg, en el skatepark de la ciudad y en muchos parques, entre ellos el Waldkunstpfad.

Esto siempre significaba volver volando a casa después del trabajo, comer algo rápido y cargar la Load. También montar y desmontar los platos y altavoces y cargarlos arriba y abajo desde un tercer piso sin ascensor, por no hablar de nuestra caja de vinilos, que pesa entre 40 y 50 kilos. Naturalmente, podríamos habernos movido en coche, pero el hecho de utilizar una bicicleta de carga tenía para nosotros un significado especial.

Siempre lo hemos dicho: nuestra Cargo-Bike-Disco no es un espectáculo oficial; es una performance que se genera de manera espontánea y que congrega —en época de pandemia, obviamente, con todas las distancias necesarias— gente con ganas de bailar y de disfrutar del momento. El objetivo era el arte en sí, la música, el espectáculo, el hecho de compartir. Y la gente lo necesitaba tanto... Aunque hicimos la promoción relativamente tarde, la verdad es que el boca a boca hizo que cada vez viniera más gente.

Con la Cargo-Bike-Disco demostramos que no importa dónde ni cómo, sino que lo que importa es hacerlo. En poco tiempo las contrataciones se dispararon. Hace poco tocamos para la Presidencia del Gobierno de Darmstadt e incluso grabamos una sesión en la conocida colonia de artistas Mathildenhöhe. Muchas semanas actuamos día sí, día también, y aunque, naturalmente, la falta de sueño se nota, la verdad es que nos lo pasamos genial. El sonido de Disco Sour es tan universal que, en una fiesta popular, incluso la abuela de Kevin ¡se puso a bailar con nosotros encima del escenario! Nos consideramos generadores de buena vibra y nos encanta pasar ¡de cero a mil!

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