Reparto de champú climáticamente neutro.
27.05.2021 | Business
La start-up de Colonia „waschkram“ se ha especializado en la fabricación de bolas de champú sólido que se venden en tiendas a granel y se distribuyen con una Load 75 de Riese & Müller. Christine Daun, cofundadora de la empresa, nos confiesa su receta secreta: una mentalidad ecológica y sostenible aliñada con mucho amor por el trabajo hecho a mano y con un buen chorro de poder femenino.
Christine, en vuestra empresa "waschkram“ fabricáis a mano bolas de champú sólido. ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?
En 2017 tuve gemelos e inicié una baja por maternidad durante año y medio. Iba a ser de un año, pero la alargué porque no obtuvimos plaza en ninguna guardería. La mayor parte del tiempo estaba ocupada con los pequeños, pero tenía algún rato libre para experimentar un poco.
Me formé como florista, pero estaba buscando algo que me gustara hacer de verdad y en un momento dado empecé a hacer barras de labios y esmalte de uñas. En el piso todavía quedan restos de mis primeros desastrosos intentos de hacer esmalte de uñas.
Después, en algún momento, investigué lo que contienen los productos de cuidado personal, especialmente para los niños, y entonces tuve claro que quería especializarme en otra cosa.
Al final ha sido en un champú. ¿Por qué habéis elegido precisamente ese producto?
Un champú sólido tiene una serie de ventajas fundamentales. La primera de todas es que contiene muy poca agua, de modo que el envase es más pequeño que el del champú líquido. Nos ahorramos el 95 por ciento del envase y necesitamos menos espacio para el transporte. Además, tenemos nuestra propia receta y podemos controlar los ingredientes con mucha precisión.
La cosmética natural no es un concepto patentado. Y por eso queríamos hacer nuestro propio champú. Sabemos con certeza que es exclusivamente vegetal y no tenemos que confiar en los ingredientes del fabricante. Sabemos que nuestro champú no contiene aceite de palma, que utilizamos un tensioactivo a base de coco, aceites esenciales en lugar de fragancias sintéticas y polvo de frutas para colorear.
Yo desarrollé un prototipo y luego llegó Vanessa, la otra mitad de Waschkram. Juntas perfeccionamos los prototipos hasta que conseguimos el champú sólido perfecto: la bola de champú.
-
- Permite ahorrar hasta un 95 por ciento en el peso, el volumen y el envase
- Permite evitar el uso de plásticos y por consiguiente proteger los océanos y las aguas subterráneas
- Permite evitar el uso de conservantes sintéticos (parabenos) y sus efectos nocivos para la salud
- Permite evitar el uso de sulfatos, que resecan el cuero cabelludo
Y, entonces, ¿ya teníais un champú listo para lanzar al mercado?
No, tuvimos que recorrer un largo camino, pero por suerte los nuestros nos apoyaron muchísimo. Manu, mi mujer, le dedica mucho tiempo a waschkram y a grabar los vídeos. Y Simone, que es diseñadora gráfica y amiga de Vanessa, es quien ha creado todo el diseño, el logotipo, el envase y casi toda la imagen externa de waschkram.
¿Cómo concibes la idea de un nuevo producto?
Nos gustaría ir ampliando nuestra oferta poco a poco y ofrecer a nuestros clientes una gama completa de productos de cuidado personal. Por supuesto, debería incluir algo más que un champú sólido. Por el momento nuestra gama incluye un acondicionador sólido, bálsamos labiales y diversos accesorios.
Pueden pasar meses desde la primera idea hasta que damos el producto por acabado. Hay que experimentar mucho y se necesitan muchas pruebas hasta que el producto es perfecto para nosotros.
En tu canal de Instagram, hablas de la gran cantidad de kilómetros que recorres con la Load: más de 30 kilómetros al día. ¿Cómo lo compaginas todo?
Siempre he utilizado la bicicleta para moverme, porque me gusta ir en bici. Al principio alquilábamos una bicicleta de carga a través de la empresa
Donk-EE aquí en Colonia, una Packster. Nos gustó tanto que en 2020 encargamos nuestra propia bicicleta de carga.
Todos los días utilizo la Load para llevar a mis dos hijos de cuatro años, Emma y Emil, unos 13 kilómetros desde Königsdorf a Colonia y de vuelta, y en la ciudad para transportar paquetes de diversos tamaños desde la tienda a la oficina de correos y a nuestros clientes dentro de Colonia.
-
Christine es originaria de Landeck, Tirol. Esta florista se trasladó por amor a Colonia en 2010 y en 2018 fundó la start-up "waschkram". En la primavera de 2021 la familia se fue a vivir al campo, a Königsdorf, a unos 15 km de Colonia.
-
Originaria de Erftstadt, también se trasladó a Colonia por amor. Vanessa se especializó en ventas al por mayor y en exportación, fabrica los productos junto con Christine y también se encarga de todo el trabajo administrativo.